lunes, 19 de noviembre de 2007

FUENTE DE INFO CARNAVAL DE RIO

http://www.averlo.com/Turismo/Sud_America/115.htm

SE ME OLVIDO AGREGARLO AL TEXTO RECIEN EXPUESTO.
SALUDOS, SUERTE Y PAZ

SAMBA, GAROTAS Y DESFILES.




CARNAVAL DE RIO DE JANEIRO


Todos los años, muchas ciudades del mundo se visten de excentricidad: carrozas de ensueño toman las calles custodiadas por un ejército fuera de lo común donde arlequines multicolores, músicos y bailarines, poseídos por una fiebre rítmica y alegre, y enmarcados en los fuegos de artificio, le dan vida a la mayor fiesta popular del mundo. Bienvenidos al carnaval.

No se puede definir con certeza el origen del carnaval pero, según ciertos autores, sus inicios se encuentran cerca de los 1000 años antes de Cristo y están relacionados con antiguos festejos paganos: desde las saturnales y lupercales romanas, las celebraciones del buey Apis e Isis en Egipto y las fiestas celtas del muérdago hasta las bacanales griegas, de las que dicen que heredó su costado más extrovertido y desenfrenado.



La palabra carnaval viene del latín carrum novalis, con el que los romanos abrían sus celebraciones, o carnelevale, que significa quitar la carne y alude al tiempo previo a la Cuaresma cristiana, los cuarenta días de abstención de la carne. Durante siglos se mantuvieron los festejos ligados a la Pascua y se extendieron por toda Europa y, más tarde, se trasladaron a América. Poco a poco el valor de las expresiones artísticas fue creciendo (especialmente en Francia e Italia) y las distinciones religiosas quedaron de lado. Así se llegó a la celebración actual que, con estilos diferentes, se lleva a cabo en varios lugares como Niza, Venecia, Cadíz, Nueva Orleans, Oruro y Gualeguaychú, entre otros.

Esta fiesta tiene la peculiar característica de establecer una brecha en el tiempo, de irrumpir en la cotidianidad con un energético encantamiento. Las máscaras, los bailes de disfraces y las comparsas, transforman a las ciudades en gigantescos salones de fiesta donde los cuerpos distendidos y lívidos se dan permiso en la expresión. Y es Río de Janeiro quien sintetiza ese espíritu. Allí se gesta la mayor fiesta del Brasil, reconocida en el mundo entero, que imana y atrae innumerables turistas.

Sin lugar a dudas, el Carnaval de Río es el de mayor envergadura y efusión. Todos los años, miles de turistas alcanzan las costas de la ciudad encantados por el ritmo sensual de la samba, la desinhibición, y la expectativa de pasar algunas noches desenfrenadas, trazadas de colores, alegría carioca, y alcohol. Y no es para menos, pensar que Río descansa todo el año en la ansiosa espera de los cuatro días que dura su carnaval.
El carnaval llegó al Brasil junto con la colonización portuguesa y con la migración de sus colonias: Islas de Madeira, Açores y Cabo Verde. Se dice que las fiestas portuguesas siempre fueron diferentes a las de sus pares europeas y que se caracterizaban por sus excesos. El punto de partida se encuentra en los comienzos del siglo XVIII, en una ceremonia llamada Entrudo (entrar) que semejaba una lucha cuyas armas consistían en huevos, harina, botellas con aguas perfumadas, tubos de vidrio que hacían explotar, y maíz y porotos para arrojar a la cabeza de la gente; además, también se tiraban a la calle aquellos utensilios que ya no tuvieran uso como jarros, potes y platos. Esta costumbre que luego se trasladaría al último día del año.

Como sucede con frecuencia, con el tiempo, las costumbres van cambiando o se van incorporando nuevas. Así en 1840 un negocio de máscaras importó caretas, bigotes y barbas falsas, para ayudar en la representación y en los bailes. Luego, en 1852, aparecería Zé Pereira, un grupo de tambores dirigido por José Nogueira de Azevedo Paredes, que caminó las calles carnavalescas al ritmo de los mismos. Con los años se incorporarían otros instrumentos como las "cuícas", los tamborines y los "pandeiros".

El resto de la historia es conocida y se acerca a nuestros días: los desfiles multitudinarios en los que las compañías demuestran todo su colorido y experiencia. El primer desfile oficial fue en 1935 y se llevó a cabo en un punto tradicional conocido como Plaza Once, que luego, ante la explosión urbanística, fue derruido para construir la Avenida Presidente Vargas. Así, el desfile fue trasladándose varias veces hasta que en 1984 se inauguró el Sambódromo, un verdadero templo en el que todos los años desfilan las mejores carrozas y Scolas do Samba, que se preparan durante meses para recibir una ovación.